Los precursores del proyecto Bideona consideran que los vinos de Rioja han marcado un estilo muy propio, alabado en todo el mundo, con una apuesta por la división entre crianzas y reservas. Unos vinos característicos de una calidad excepcional, sin duda, pero ponen sobre la mesa la posibilidad de que el reconocimiento de esta marca internacional se haya producido a costa de que algunos pueblos riojanos pierdan su identidad. Para Bideona, la marca Rioja se ha convertido en una marca de vinos hechos en bodega por el enólogo, en detrimento de aquellos vinos que hacían los habitantes de los pueblos de origen, con toda la esencia de las cepas y de cada terruño concentrada en el mosto final.
Así surge este proyecto liderado por Andreas Kubasch (director y precursor de la idea) y el enólogo Tao Platón, uno de los únicos tres Máster Of Wines que existen en nuestro país. Para Tao, “las maceraciones carbónicas y los maderazos de barrica homogeneizan todo y ocultan esos matices de origen que hacen tan diferentes unos viñedos de otros". ¿Su misión? Encontrarlos de nuevo. Devolver a cada parcela su sello característico, el aroma y sabor de sus cepas, tan cercanas que casi se superponen unas a otras, pero que son muy distintas.
El terruño de Bideona se erige sobre la falda de la Sierra Cantabria, con más de 300 parcelas de viñedo que se extienden a lo largo de Villabuena de Álava, Leza, Samaniego, Laguardia, Navaridas y Baños de Ebro. Un tapiz policromático en el que cada metro cuadrado se trata por separado.
En su empeño por recuperar las diferentes Riojas que existen en la Rioja Alavesa no podían prescindir de sus protagonistas: los viticultores riojanos. Kubasch afirma que los habitantes dedicados a la vid de esta zona son capaces de identificar las cepas que plantaron sus padres o sus abuelos, cepas que nunca han sido sustituidas por ese sentimiento de arraigo a sus antepasados y a su tierra y que cuentan con raíces de hace más de medio siglo. Ese sentimiento de pertenencia es uno de los valores principales que esta bodega quiere transmitir en sus vinos, por lo que decidieron adherir al proyecto a los propios viticultores, pagándoles en función de la singularidad de sus vinos, y no por cantidad de uva que pudieran aportar. Así, los vinos de Bideona tienen 3 dueños: un tercio es de la familia Izaguirre, otro tercio, propiedad de la bodega, y el tercero pertenece a los propios viticultores que han querido sumarse a este sueño. Platón es quien trata con todos ellos y selecciona las parcelas que reconoce como singulares por alguna de sus peculiaridades. Puede ser su antigüedad, su altitud, su variedad o el conjunto de todas estas cuestiones en combinación con su situación en la orografía de la Sierra de Cantabria.
Entre las uvas tintas predomina por completo el tempranillo, que puede mezclarse muy ligeramente con alguna garnacha o graciano local. Las uvas blancas son lideradas por la viura.
En sus primeros años, Bideona ya cuenta con tres clasificaciones entre sus vinificaciones, nada que ver con la división entre crianza o reserva a la que estamos acostumbrados en La Rioja. Su catálogo habla de los vinos de Zona (Viura de Cabezadas, Tempranillo de Laderas), Los de Finca (Las Parcelas Blanco y Las Parcelas Tinto) y los singulares vinos de Pueblo (cuyas singulares etiquetas hacen referencia al pueblo del que se recogen sus uvas). Pronto se comercializarán los vinos de Paraje, con toda la personalidad de la Rioja Alavesa, pero procedentes de parcelas mucho más localizadas. Parcelas que tienen algo especial que aportar al vino.
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