En el fondo, el vino no es más que eso: tierra, tiempo y alguien que escucha. Remelluri lleva décadas haciéndolo. En pleno corazón de Rioja Alavesa, esta bodega familiar ha convertido el silencio del viñedo en vinos que cuentan historias. Con verdad. Con identidad. Sin disfraces.
La historia de Remelluri empieza en el siglo XIV, en un rincón de Rioja Alavesa donde los monjes del Monasterio de Toloño cultivaban la vid y elaboraban vino como parte de su vida monástica. Siglos después, esa misma tierra volvió a cobrar vida vinícola de la mano de la familia Rodríguez Hernandorena, que en 1967 adquirió la finca con una visión clara: recuperar el espíritu del vino de antaño, con alma, con paisaje, con memoria.
Hoy, Remelluri es mucho más que una bodega. Es un proyecto familiar encabezado por Jaime Rodríguez Salis y Amaya Hernandorena, y llevado a su máxima expresión por su hijo, el reconocido enólogo Telmo Rodríguez, que ha convertido esta finca en un símbolo de calidad, identidad y respeto por el terruño.
MásCuando compraron la propiedad, apenas contaban con 20 hectáreas. Hoy son 154, de las cuales 105 han sido restauradas con mimo para preservar la esencia del lugar. Todo el viñedo es ecológico y biodinámico, sin químicos ni atajos. La naturaleza marca el ritmo.
Además del viñedo propio, trabajan con viticultores de dos pueblos vecinos —Labastida y San Vicente de la Sonsierra— a través del proyecto Lindes de Remelluri, que da voz a quienes llevan generaciones cuidando esas cepas.
En la finca encontrarás no solo viñas, sino también un lagar rupestre, una necrópolis altomedieval, y la tranquilidad que solo da el paso del tiempo bien entendido.
Lo que no tienen muchos: carácter. Todos los vinos de esta casa son de viñedo propio, trabajados con mimo y sin prisas. Desde el más accesible hasta el más complejo, mantienen ese equilibrio entre elegancia y rusticidad que solo se consigue cuando hay una idea clara detrás.
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Porque es Rioja sin pose. Porque sus vinos no son comerciales, pero gustan. Porque la bodega no necesita hablar de sí misma: sus botellas lo hacen solas. Y porque en un mundo de etiquetas ruidosas, Remelluri sigue siendo silencio con fondo largo.
Si ya los conoces, sabes de qué hablamos. Si no, la tienda online de Dicomar es un buen sitio para empezar.
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