Imágen propiedad de Pazo de Rubianes
¿Qué le dirías a quien piensa que todos los vinos blancos son iguales?
Con la misma indignación deberías responder a quien se muestre tan ecuánime con el vino blanco albariño. A veces, la única similitud entre dos albariños buenos es el tipo de uva con el que se elaboran, y al contrario del imaginario colectivo, ni siquiera tiene por qué ser en la misma zona. En este artículo te contamos las claves para distinguir un albariño bueno (sea de donde sea) y reconocer su personalidad gallega sin leer la etiqueta.
¿Sabías que el vino blanco albariño no es exclusivo de Galicia?
Y no nos referimos a que puedes probar un albariño bueno del norte de Portugal (obviamente) sino a que también podrías comprar legítimamente un buen albariño de Castilla y León o de Cataluña. ¿Sorprendido? La respuesta es sencilla. A diferencia del Ribeiro, que es una denominación de origen propia de la provincia de Orense, el “albariño” se refiere a un tipo de uva y puede ser cultivada en cualquier terruño, aunque factores como la orografía de la zona o el clima marcarán una gran diferencia en el resultado final de sus vinos.
Probablemente, cuando piensas en el albariño gallego lo que buscas es un albariño Rías Baixas. Este apellido referente a la provincia de Pontevedra, constituye, en sí mismo, una denominación de origen propia, con unas características específicas que lo distinguen de todos los demás. No estamos afirmando que el albariño bueno tenga que ser el albariño Rías Baixas, pero sin duda es uno de los mejores, pues el cultivo de esta uva en la costa gallega representa el 99% del albariño del panorama nacional.
Dos aspectos clave que diferencian de cualquier otro un vino albariño Rías Baixas
Como anunciábamos, existen diversos factores además de la uva que marcarán el resultado del mosto. Para distinguir si el albariño ante el que nos encontramos es de Rías Baixas sin mirar la etiqueta de la botella, primero debemos conocer cómo el clima, la humedad y la salinidad del océano influyen en el cultivo de la uva albariño en cada zona. Te contamos cómo todo esto se plasma en el aroma y en el sabor de cada vino, y no hace falta ser un experto catador para distinguirlos:
- El clima: la costa gallega se define por tener abundantes lluvias en invierno y una calidez agradable en verano. El calor estival de la zona poco tiene que ver con el que encontramos a pocos kilómetros hacia el interior, por ejemplo, en Orense, donde el sol aprieta con más fuerza, y el contraste de temperaturas entre el día y la noche es mayor. Este clima más suave y templado en cuánto a la temperatura, con la proximidad del mar y sus constantes corrientes de viento procedentes del Atlántico, mantienen el suelo muy húmedo y la uva de esta zona impregnada de sal.
- Su plantación: podemos distinguir el albariño Rías Baixas desde su planta, en algo tan evidente que puede verse desde la ventanilla del coche cuando pasamos frente a un viñedo de su denominación. El albariño gallego se cultiva en altura, en parras. Esta peculiar elevación de la vid persigue, justamente, evitar los problemas derivados del exceso de humedad en el suelo (plagas, hongos…), y aprovechar al máximo la luz del verano.
De este modo, los rayos de sol inciden mejor y de forma uniforme en cada grano de la uva, racimo a racimo, planta a planta, lo que es imprescindible para lograr el dulzor que lo caracteriza.
Estos dos aspectos suponen una diferencia abismal en el sabor, olor y persistencia del vino blanco albariño del interior peninsular, del mediterráneo o del albariño Rías Baixas. Y ahora sí, vamos a descubrir en qué aspectos puede el aficionado notarlo más.
¿Cómo distinguimos, por tanto, un albariño Rías Baixas en la cata?
El vino blanco albariño suele ser muy fácilmente reconocible en la cata, pero el de la D.O. Rías Baixas tiene además algún aspecto característico inconfundible.
En sus aromas
Por lo general, los vinos blancos albariños son afrutados, pero en las Rías Baixas podemos encontrar una gran armonía de aromas bien equilibrados. En nariz, las frutas que distinguimos en un Rías Baixas tienden a ser un poco más ácidas, como la piña o la manzana verde. Aunque podemos distinguir en él frutas de hueso como en los albariños de otras zonas, la presencia de aromas a albaricoque o ciruela está más integrada con el resto. En otras climatologías, el calor que recibe la uva puede hacer que el aroma de las frutas más dulces eclipse a las más ácidas.
Los cítricos son habituales en la mayoría de albariños buenos, pero también en este podemos notarlos con más facilidad.
En el albariño Rías Baixas encontramos también más presentes los aromas a eucalipto o hierbabuena, lo que lo convierte en un vino blanco ideal para maridar, muy muy fresquito, con carnes blancas y pescados a la brasa.
En su color
El vino blanco albariño 100% es de color amarillo pajizo, con destellos verdes y dorados. Suele ser claro, transparente y limpio. Deberíamos poder ver sin ninguna dificultad a través de la copa, aunque esto depende de muchos factores y también se ve influenciado por el envejecimiento o el saber hacer de la bodega y un color más intenso no tiene por qué estar relacionado con la calidad del vino. Pazo de Rubianes, por ejemplo, es más denso y brillante que sus compañeros, y es reconocido como uno de los mejores albariños gallegos, obteniendo el galardón dorado en 2021 que lo consolida como el mejor vino blanco de Galicia.
En su sabor
El vino blanco albariño es ligero, pero con cierta persistencia. Un albariño bueno, sea de la denominación que sea, debe estar exento de astringencia, no deberíamos sentir un cuerpo contundente o cómo se pega al paladar como sí lo haría un Ribeiro. El albariño, en general, se considera un vino blanco “fácil de beber”, pero la acidez del albariño Rías Baixas es ligeramente superior a la de los demás, y la salinidad aportada por el suelo y los vientos atlánticos de la zona, invitan a seguir bebiéndolo. Esta acidez es uno de los rasgos más característicos para distinguir un albariño Rías Baixas.
Un truco para percibir la acidez en el paladar es inclinar la barbilla con la boca semiabierta tras ingerir un trago de vino blanco albariño. Nuestra boca trata de contrarrestar la acidez salivando, y literalmente, ¡se te caerá la baba!
En su capacidad para envejecer
Esta característica no es algo exclusivo de los albariños de Rías Baixas, pero es sin duda el rasgo más garantista de que estamos ante un albariño bueno. Si has mantenido la botella de joven albariño en posición horizontal y en un lugar sin cambios bruscos de temperatura, y al cabo de uno o dos años el vino está estropeado, lo más probable es que no fuera un buen vino.
El vino blanco albariño tiene una gran capacidad de producir azúcares, lo que, sumado a la variedad de sus ácidos, lo hace envejecer sin problemas ganando incluso riqueza aromática y matices en el paladar. De no ser así, es posible que sus uvas no recibieran el sol suficiente o que te hayan dado gato por liebre.
En definitiva, un albariño bueno se reconoce por su riqueza aromática, su dulzor y acidez, y su capacidad para envejecer. El buen albariño debe ser ligero y tener cierta persistencia, pero sin agarrarse a la lengua o al paladar. Un albariño bueno no tiene astringencia, no notaremos en él aspereza, y si es de Rías Baixas, notaremos más acidez y salinidad que en otros vinos elaborados con uva albariño en el interior peninsular.
Cuatro buenos albariños de Rías Baixas
El precio de un albariño Rías Baixas depende de una infinidad de factores, los más determinantes serán su ubicación, el tamaño de la bodega y sus procesos de elaboración. No olvidemos que el marketing y la historia del nombre de la marca tienen también su propia capacidad para incrementar el precio de un vino, así, podemos encontrar vinos blancos albariños de más de cien euros. Lo habitual es que un albariño gallego con un precio entre 7 y 20 euros la botella pueda ser una gran elección.
En Dicomar contamos con varios albariños Rías Baixas, que, en nuestra opinión, tienen una gran relación calidad precio (por eso los incluimos en nuestra selección de marcas). Pazo Cilleiro y Pazo de Rubianes son, indiscutiblemente, dos de los mejores albariños gallegos de la zona de Salnés, en pleno corazón de las Rías Baixas. Tampoco queríamos descuidar a Martín Codax, uno de los albariños más reconocidos de España, ni podíamos dejar de incluir a Zarate albariño, un vino blanco albariño de guarda. Veamos de uno en uno porqué hemos escogido estos 4 en nuestra selección:
- Pazo de Rubianes acaba de ser reconocido con el Acio de Ouro 2024, galardón que lo distingue como el mejor vino blanco gallego del año. No es la primera vez que se alza con este premio, en 2021 fue premiado con la misma medalla, y en 2022 quedó segundo en el ranking, sólo por detrás de un godello. Con un retrogusto difícil de olvidar, combina acidez, dulzor y persistencia sin dejar de ser ligero.
- Pazo Cilleiro, por su parte, es el proyecto de albariño de la bodega riojana Muriel Wines, herederos de la prestigiosa Paternina. Más fresco y ligero que su compañero, con notas cítricas muy marcadas, es considerado uno de los mejores albariños relación calidad precio por la inmensa mayoría de los rankings.
- Martín Codax es uno de los mejores exponentes de las Rías Baixas. Quizá por eso es uno de los nombres más reconocidos del país. Se distingue por ser ligeramente más afrutado que los anteriores, con unas notas marcadas de pomelo o manzana cuando se airea la copa. Aún así, este albariño no pierde la frescura y acidez que caracterizan a los de su familia.
- Zarate Albariño entra en nuestra selección por ser un albariño con un gran potencial de envejecimiento. Tras un ligero desfangado, fermenta sobre sus lías en depósitos de acero inoxidable durante 3 meses. Así, podemos disfrutar de la salinidad y frescura de las Rías Baixas, mejor incluso, de año en año.
Cuatro ejemplos de buenos albariños para contrastar cómo cuatro bodegas, trabajando con la misma variedad de uva, en la misma ubicación geográfica y con las directrices marcadas por la misma denominación de origen, pueden obtener resultados tan distintos como excepcionales.
Estas son nuestras sugerencias personales para adentrarse en la cata de un buen albariño, pero la mejor recomendación que podemos hacerte es que no te dejes llevar por las opiniones o normas establecidas, porque después de probar todos los vinos que puedas, el mejor vino siempre es el que más te gusta.