El vino con alma de bosque.
MásBosque de Matasnos juega con los límites de los requisitos impuestos por la D.O. Ribera de Duero. La principal diferencia de otras bodegas pertenecientes a la denominación es su ubicación y altura, que cambia completamente la climatología y vegetación de la Ribera. Estamos en una tierra con una biodiversidad única que poco tiene que ver con los viñedos de Valladolid.
El Bosque de Matasnos se encuentra por encima de los 700m, y algunos de sus viñedos llegan a rozar los 1000m, lo que se considera el último terreno cultivable para la uva. El frío de sus inviernos hace que esta bodega tenga que perder entre el 25 y el 55% de su producción cada año, pero este contraste térmico nos ofrece unos matices únicos en las uvas que sobreviven.
La D.O. de Ribera de Duero no permite que un vino sea clasificado como parte de esta denominación si no tiene, al menos, un 75% de tempranillo. Así, Bosque de Matasnos se caracteriza por jugar en los límites, por ejemplo, con su Tempranillo-malbec, en el que el 25% del coupage es de esta otra uva.
En el caso del Syrah y de su famoso Petit Blanco de Matasnos, la bodega renuncia incluso a formar parte de esta DO para sacar al mercado estos dos vinos con uvas no contempladadas por la Ribera de Duero: la uva Syrah, en un caso, y un asombroso y peculiar coupage de viognier, chardonnay, verdejo y un 10% de albillo centenario, en el otro.
El equipo liderado por Jaime Postigo, enólogo de Bosque de Matasnos, quiere descubrir lo que pueden hacer las uvas de su entorno en todas sus versiones, aunque esto implique elaborar vinos que se saltan las normas de la denominación y no puedan acogerse a Ribera de Duero.
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