Seis generaciones de enólogos respaldan el proyecto de Bodegas Menade. La bodega con certificación ecológica más grande de Castilla y León, pionera en su respeto a la naturaleza y la mínima intervención durante todo el proceso.
MásLos hermanos Sanz apuestan por elaborar un vino ecológico con gran personalidad, recuperando el carácter de los pequeños terruños en los que se encuentran algunas de las cepas más antiguas de verdejo, sauvignon blanc y viura, en Rueda, y tinta de toro, en Toro.
Desde las mismas instalaciones donde ya elaboraban vino sus antepasados en 1870, Bodegas Menade asume con esta generación de hermanos un nuevo proyecto que lleva por máxima: “devolver a la naturaleza lo que el hombre le ha robado”, y aunque pueda parecer un buen eslogan de marketing, los hermanos aplican al pie de la letra esta filosofía durante todo el proceso, hasta la mínima expresión. Miman las cepas con tratamientos naturales como las infusiones, el suero de leche o las cubiertas vegetales como método de equilibrio de la diversidad. El control de plagas y enfermedades se previene promoviendo la creación de un entorno ideal para el desarrollo de los insectos “convenientes” para las vides, sustituyendo así cualquier tratamiento químico habitual. Bodegas Menade cuenta además con granja propia, en la que gallinas, ocas y burros de razas en peligro de extinción producen un abono excepcional para el viñedo, completamente orgánico.
La vinificación de los vinos de Menade es manual, y se utiliza la nieve carbónica para la conservación de la uva durante su traslado y manipulación en bodega. Sus depósitos, de acero inoxidable, mantienen por separado los mostos de distintas parcelas para poder elaborar sus vinos con diferenciación de estructuras y composiciones de suelo. Por supuesto, sus barricas son ecológicas y sus vinos están libres de alérgenos y de histaminas.
El respeto al medioambiente en todos sus procesos les ha permitido ser una bodega pionera en certificación ecológica. Sus instalaciones, aunque renovadas, conservan en buen estado la cueva subterránea excavada en la roca que permitió las primeras elaboraciones de vino en Menade a principios del siglo XIX. Sus fincas se complementan con jardines de polinización donde conviven reptiles e insectos depredadores de otras especies perjudiciales para el viñedo.
Alejandra, Marco y Richard son la sexta generación familiar que elabora vino en estas instalaciones del emblemático pueblo de Rueda. Menade puede parecer un proyecto joven, pero cuenta con un saber hacer de dos siglos de enología corriendo por las venas de sus creadores.
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