Cuentan que en los años 60, la familia propietaria de una masa boscosa llamada el Bosque, decidió cultivar cereal en su parte más profunda...miles de animales, asnos y mulas, murieron por el esfuerzo de sacar de él, millones de kilos de leña.
Esta historia da nombre a una bodega única, en busca constante de la excelencia y de hacer vinos extraordinarios y distintos a toda la Ribera del Duero de forma sostenible.
300 barricas nuevas de allier, corchos seleccionados uno a uno dos veces, los mejores clones de tempranillo (94%), merlot (4%) y malbec(3%)...se unen en un lugar casi mágico.
Más de 950 metros de altitud, donde se dirige el viñedo de forma sostenible. Bajísimos rendimientos, polinizar con abejas, control de hierbas con animales rumiantes, utilización de levaduras autóctonas, placas solares...hacen de este este proyecto algo único y cuyo trabajo y sensibilidad, se transmiten en sus vinos.
Nos parece un vino maravilloso...Elegante, sabroso y fino, con nariz sutil y compleja, llena de planos, con matices que van componiendo acordes frutales, florales y especiados…
Todo fresco, nada compotado... ligeramente terroso y trufado, propio de este paraje.