Entre Rioja y Ribera de Duero existe alguna que otra denominación de vino que se abre paso con fuerza. Sin desmerecer a nuestra querida Navarra y a las otras casi 70 denominaciones de vino que existen, nos referimos hoy de la denominación de origen Toro, unos vinos curiosos e intensos que están dando mucho que hablar.
En la pintoresca provincia de Zamora, al noroeste de España, se esconde un tesoro enológico que está llamando la atención de los amantes del vino de todo el mundo: los vinos de Toro. El nombre se lo debe a su uva, la tinta de toro, y esta, a su vez, a la histórica ciudad de Toro a torno a la que se producen.
Los vinos elaborados con tinta de toro son vinos intensos y con carácter, habitualmente son descritos como vinos fáciles de beber, pero con el cuerpo que demandan los más amantes del tinto. Pero, ¿Por qué están experimentado este auge? Vamos a conocerlos un poco más.
Aunque resuenen más en los últimos tiempos, los vinos de Toro provienen de una región vinícola con una tradición que se remonta a tiempos ancestrales, cuando los romanos ya cultivaban viñedos en estas tierras.
La Denominación de Origen Toro se crea en 1987 para regular y avalar la calidad de los vinos tintos producidos de las bodegas de esta región comprendida entre Zamora y Valladolid. La DO abarca unas 5800 hectáreas a una altura de entre 600 y 750 metros. En la actualidad sus viñedos son trabajados por 51 bodegas. La combinación de un clima extremo, con inviernos fríos y veranos abrasadores, junto con los suelos pobres y bien drenados, ha creado un entorno perfecto para la uva Tinta de Toro, una variedad autóctona y muy apreciada en la región.
Esta uva es la protagonista indiscutible de los vinos de Toro, que se han ganado una merecida reputación por su fuerza, profundidad y capacidad de envejecer con elegancia. También se producen en esta tierra vinos blancos y rosados, pero son los tintos los que han puesto a Toro en el mapa enológico.
Los vinos de Toro son conocidos por su potencia y carácter, un color profundo a menudo comparado con el rubí oscuro, y una complejidad aromática que poco tiene que envidiar a otras denominaciones más famosas.
La tinta de Toro se considera prima-hermana de la tinta fina o tempranillo, su pariente más cercana y la uva más extendida de la península. Sin embargo, los vinos de Toro ofrecen una experiencia distinta. La Tinta de Toro, con su piel más gruesa, produce vinos con un cuerpo más robusto y taninos más presentes. Donde un Ribera del Duero -que debe tener un 75% de tempranillo como mínimo- puede ser elegante y refinado; un vino de Toro es cálido y firme, lleno de sabores a frutas maduras como ciruelas y moras, con toques especiados y un sutil recuerdo mineral. Ribera de Duero y Denominación de Origen Toro están muy próximas, y comparten un clima similar, pero la diferencia entre sus vinos la marca principalmente la uva y el saber hacer de cada bodega.
Simplificando mucho, podría decirse que los vinos de Toro son más expresivos, envejecen mejor y pueden tener más cuerpo dadas las características de su uva, aunque la tinta de toro no es la única uva que los componen.
Los vinos de toro también juegan con otras uvas que aportan detalles diferentes al carácter del terruño zamorano. Las bodegas de esta denominación a menudo incluyen garnacha en sus tintos y malvasía o albillo en sus blancos secos. La proporción en sus copuages, los procesos en la vendimia, las maderas utilizadas para el envejecimiento y el know how de cada enólogo nos proporcionan una buena diversidad de vinos de toro de gran calidad, con una base común y una infinitud de diferencias en sus sabores y aromas, que está sonando y siendo cada vez más reconocida en el mundo entero.
A pesar de su potencia, los mejores vinos de Toro logran un equilibrio sorprendente. Gracias a la acidez natural que conservan las uvas, estos vinos nunca se sienten pesados o abrumadores. En boca, un buen vino de Toro es envolvente y sedoso, con taninos firmes, pero bien integrados, que aportan una estructura que promete longevidad. Esta cualidad de envejecimiento es lo que convierte a los vinos de Toro en auténticas joyas enológicas, capaces de evolucionar y ganar cuerpo con los años.
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Finalmente, no podemos dejar de mencionar los vinos de Dominio del Bendito, una bodega referente en vinos de Toro en la que encontramos dos formas de disfrutar de esta uva: El primer paso y Las Sabias.
En resumen, los vinos de Toro son mucho más que un producto local; son la expresión de una tierra, un clima y una tradición. Desde Zamora, estos vinos han conquistado paladares en todo el mundo, ofreciendo una experiencia única y distinta que los de la Denominación de Origen Duero, que combina la potencia de la Tinta de Toro con una sorprendente elegancia.
Ya sea a través de un Almirez Toro, El Primer Paso o Las Sabias, un Pintia o un Prima, explorar los vinos de Toro es adentrarse en una de las joyas más preciadas de la enología española. Si buscas un vino con carácter, alma y una historia que contar, los vinos de Toro deberían estar en la cima de tu lista.
