El afán por rendir tributo a la naturaleza, a la historia, al arte y al vino.
La historia nos remonta al siglo XII, cuando la Cuenca de Pamplona contaba con cerca de 7000 hectáreas de viñedo, de las cuales quedan las 110 del Señorío de Otazu.
Este viñedo cuenta con la calificación de Pago desde 2009, por la singularidad de su terroir, su tipicidad única, y su microclima en el norte de España.
Elaboran este tinto Premium Cuvee Magnum, a partir de Merlot (25%), Cabernet Sauvignon (42%) y Tempranillo (33%). Varietales que se adaptan en un terreno, que es, posiblemente, el más al norte de la Península Ibérica donde se vinifican tintos.
Y este carácter de maduraciones complicadas, vendimias tardías mirando al cielo y ciclos de maduración interminables, dan como resultado unos más que interesantes vinos de guarda.
Un vino fresco, con mucho carácter, estructurado y elegante... un vino asequible en el que podemos encontrar el eco del trabajo y el esfuerzo de una gente, a la que el tiempo, les está dando la razón.